Amables. Simpáticos. Divertidos. Joviales. Oscar “Cacho” Márquez y Rita Cóppola están por cumplir 69 años de casados y recibieron en su hogar a LA PALABRA para hablar sobre la clave de la felicidad.
“Cómo llegamos no sé, pero si tuviera otra vida, por supuesto la volvería a elegir…”, afirma entre risas, pero con cariño y mucho amor, “Cacho” Márquez.
“Sííí!!! Yo también. Por supuesto lo volvería a elegir. Pasamos juntos muchos momentos lindos. Hemos sido muy felices gracias a Dios”, agrega con emoción ella.
“Cacho” y Rita se conocieron en Antonio Carboni, hace más de 70 años.
¿Cómo nació el amor? ¿Dónde se conocieron exactamente? ¿Se acuerdan?, preguntó LA PALABRA al feliz matrimonio, que en marzo cumplirá 69 años de casados.
“Sí, por supuesto que me acuerdo. Cómo no me voy a acordar…”, replicó enseguida “Cacho”.
“Ella vivía ahí y yo era de Ernestina, pero trabajaba en el Almacén de Domingo Casella, que era lo más grande que había en Carboni. Era dependiente. Hacía de todo”, evocó.
“Atendía a los tamberos, despachaba en el bar, en fin, lo que había que hacer lo hacía”, agregó.
“Hasta que un día ella entró a trabajar en el mismo lugar como tenedora de libros. Antes no había contadores…”, repasó.
¿Así que se conocieron en el trabajo… ?, insistió LA PALABRA.
“Sí, sí. Mucho no hablábamos, porque Cacho trabajaba mucho y no paraba. Además, el trabajo en ese momento era muy estricto. Apenas nos mirábamos…”, respondió Rita.
“No era como ahora…”, agregó enseguida, risueño y muy atento. “Cacho”.
¿Y dónde se veían? Si en el trabajo no podían hablar mucho, dónde eran los encuentros, consultó LA PALABRA.
“Por lo general en la calle. Yo vivía a una cuadra del almacén y lo miraba desde casa y él me levantaba la mano. Así era antes…”, explicó Rita entre risas y resignación.
“También, después de un tiempo, comenzamos a juntarnos en la casa de él. Era muy divertido. Nuestras madres tomaban mate en la cocina y nosotros estábamos en otra habitación. Por supuesto no estábamos solos. Había otra pareja con nosotros, Titina Ruiz y Pirincho Urquiola, que también se terminaron casando…”, agregó Rita, recordando con mucha felicidad aquellos inicios.
El casamiento y la llegada a Lobos
“Cacho” y Rita estuvieron de novios poco tiempo. Dos años más o menos. Hasta que “Cacho” tomó coraje, fue a la casa de su prometida, habló con su padre y le pidió la mano de su hija.
“El padre no tuvo problema, la mamá fue más dura…”, dijo “Cacho”, siempre con tono de humor…
“Nooo, mamá era buenísima”, interpuso Rita.
El casamiento fue en la Iglesia de Lobos. El propio Domingo Casella, empleador de ambos y propietario del almacén donde trabajaban, fue quien los trajo para casarse.
¿Recuerda la fecha?, preguntó LA PALABRA.
“Obvio, 18 de marzo de 1950, año del Libertador General José de San Martín”, respondió con firmeza y orgullo “Cacho”.
Al principio vivieron en Carboni, hasta que en 1958 se mudaron a Lobos.
“Juntamos unos pesos y le compré la fábrica de pastas a Macoco Culela, que tenía donde hoy está la Farmacia de Maglione”, repasó “Cacho”.
A partir de entonces “Cacho” y Rita, que el próximo año cumplirán Bodas de Titanio, no se separaron nunca más.
“Vivimos una vida hermosa”, dijeron los dos con mucho cariño y ternura.
“Pasamos momentos lindos, otros no tanto, pero siempre juntos…”, insistieron.
“Lo fundamental fue la tolerancia
y hablarnos siempre con la verdad”
“Cacho” y Rita tienen 2 hijos, 3 nietos y 5 bisnietos. Y aseguran que no cambiarían por nada del mundo la vida que vivieron.
“La pasamos muy bien”, aseguraron los dos.
“Por supuesto pasamos de todo. Cosas lindas, otras no tanto, pero siempre logramos salir adelante…”, reafirmaron.
“Siempre nos apoyamos mucho en todo”, expresó “Cacho” Márquez, fundador y ex propietario de Fideos Capri, ex presidente del Centro de Comercio y ex directivo del Banco Regional del Salado.
“Cuando pusimos la fábrica de fideos, tuvimos momentos buenos y otros más o menos. Pasamos por muchos altibajos. Pero nunca bajamos los brazos y siempre afrontamos todo juntos”, insistió él.
¿Cuál es la clave para estar tanto tiempo juntos?, preguntó LA PALABRA al feliz matrimonio.
“Yo no sé si hay una clave o un secreto. En el caso nuestro, respondió “Cacho”, creo que lo fundamental fue la tolerancia y hablarnos siempre con la verdad”.
“Sí, yo pienso lo mismo. Siempre nos quisimos y nos cuidamos mucho”, agregó Rita.
“Sinceramente no recuerdo que hayamos tenido discusiones graves. Siempre nos llevamos muy bien…”, ratificó.
“Ojalá las parejas de hoy duraran un poco más. Ahora es difícil convivir tanto tiempo que tuvimos la suerte de hacerlo nosotros”, opinó Rita, con cierta resignación y nostalgia.
Los viajes y los bailes
Los dos, casi al unísono, aseguraron que también durante los 69 años que llevan de matrimonio se divirtieron mucho.
“El humor fue otra de las claves”, arriesgó “Cacho”.
“Hasta las cosas malas o los momentos difíciles que tuvimos que pasar, tratamos de sobrellevarlos con humor”, explicó.
“Gracias a Dios disfrutamos mucho. Hemos tenido la posibilidad de viajar y conocer muchos lugares… Pasamos una vida muy linda”, acotó con emoción ella.
“Sí sí, viajamos mucho, pero a Lobos no lo cambiamos por nada”, replicó enseguida “Cacho”.
“Conocimos muchas ciudades, pero como Lobos ninguna”, arremetió con orgullo.
También “Cacho” y Rita disfrutaron mucho, de jóvenes y también hasta hace poco tiempo, de cuanto baile había.
“Nos encantaba ir a bailar… Al Newbery, al Social, donde sea…”, dijo ella.
¿Y ahora no van más?, preguntó LA PALABRA.
“Más o menos. A mí me gusta el Bombón Asesino, pero a Rita le gusta más el tango…”, respondió con risas “Cacho”, tarareando el conocido hit de Los Palmeras.