Una situación que comenzó a plantearse públicamente a principios de septiembre del 2016, sigue sin tener una respuesta concreta que permita poner fin al latente peligro existente en el lugar.
Estamos hablando de los pozos que quedaron tras haberse erradicado la planta de silos que estaba ubicada en el predio de la estación del ferrocarril.
Un perro que se cayó en una de esas aberturas encendió la alarma hace ya casi seis meses. Y a partir de allí se han escuchado expresiones de deseo y compromisos asumidos, pero hasta ahora no se hizo nada efectivo para brindar protección.
Y la prueba de ello es que varios animalitos más cayeron en esa trampa que sería letal si habláramos de seres humanos.
En el transcurso de esta semana, dos perros más fueron restacados por vecinos de nuestra ciudad, entre ellos un Bombero.
Reiterados han sido los reclamos en todo este tiempo, y ante cada nuevo episodio de caída de animales, las redes sociales canalizan las quejas y demandas de la comunidad.
LA PALABRA consultó al Director de Inspección General, Leandro Banegas, quien repitió una explicación que en su momento diera el Secretario Galazzi.
“Hemos enviado notas a la empresa que desmanteló los silos y a Ferrocarriles, pero nunca tuvimos respuesta”, dijo Banegas.
Y cuando le referimos la necesidad de que el Municipio tome alguna medida que brinde seguridad en el lugar, respondió que “tenemos que contar con la autorización de ferrocarriles para hacer algo en un predio que les pertenece”.