En general, hay que admitirlo, la mayor parte de la población descree de la importancia del poder legislativo local.
Cree que los concejales no hacen mucho o que representan un gasto excesivo para las arcas municipales.
Es duro probablemente expresarlo de tal manera, pero hasta los propios ediles lo reconocen y admiten que su labor está devaluada en la opinión de la gente.
Pensar en dichos términos, sin embargo, conlleva a menospreciar injustamente la labor vital que cumplen los legisladores de nuestra ciudad.
Tienen bajo su responsabilidad el dictado o impulso de las normas que, ni más ni menos, rigen nuestra vida diaria.
Poseen además otra función muy significativa dentro del sistema republicano.
Los concejales son los responsables de controlar a los gobiernos de turno y defender a los vecinos de posibles atropellos o irregularidades.
Por eso es necesario revalorizar el rol de los concejales en la ciudad y reconocer la importancia que poseen.
Por supuesto para ello es necesario que los propios ediles se encarguen de rejerarquizar su labor y convenzan al vecino que el Concejo Deliberante no es un gasto superfluo.
Hay conductas, sin embargo, que no colaboran con dicho menester.
Actualmente, por ejemplo, se está debatiendo el Presupuesto 2019 (la ordenanza más importante del año) y el Concejo Deliberante prácticamente está “cerrado por vacaciones”.
Es verdad que formalmente está en receso y que funcionó hasta el 27 de diciembre.
Pero lo concreto es que durante el mes en curso han sido muy pocos los concejales que han concurrido al deliberativo y muy pocas las reuniones que se han llevado a cabo.
Incluso no sólo está en discusión el Presupuesto (suba de tasas, recursos para obras, ayuda social, etc.).
Hay otros temas que preocupan en la población y que podrían ser debatidos, por más que no estén obligados a hacerlo fuera de las sesiones ordinarias, como perros de la calle, motos o tarifazos.
Sin embargo, hoy en día, muy pocos concejales están en actividad.
La mayoría no está asistiendo y otros pasan 10 ó 15 minutos, preguntan si hay novedades y se van.
Apenas dos o tres ediles son los que están concurriendo con normalidad. Demasiado poco para la cantidad de problemas que hay.
“El único que va todos los días es Martirena”
Al respecto LA PALABRA habló con los propios legisladores y con fuentes confiables, relacionadas con los principales partidos políticos.
“El único que va todos los días es Martirena”, dijeron.
El edil del PJ, coincidieron oficialistas y opositores, lidera por lejos el ranking de los concejales que más trabajan (incluso no sólo en enero, sino en el resto del año).
“También Oyarzun y Bruno, de Cambiemos, asisten bastante. Por lo menos en enero son los que más han ido”, agregaron las mismas fuentes.
Otro tanto ocurre con Sandoval, Badaloni, Carabajal, Pierini y Pirani. Por lo menos entre 2 y 3 días han concurrido.
En cambio, en los lugares de abajo en el ranking, figuran Zabalo, Ferrarese, Vivas, Abib, Dinomo, Valderrama, Carriquirry y Pais.
En lo que va de enero todavía no han desarrollado actividad alguna.
Personas con las que habló este medio refirieron que hay concejales que no asisten al Concejo, pero que están trabajando desde sus casas.
La situación, por más que resulte real, no alcanza para mejorar la percepción que los vecinos tienen de la labor que los legisladores realizan.