

“Chiquita” como todos la conocíamos y supimos quererla, es de esos seres humanos que no podrán olvidarse y que por lo tanto continuarán viviendo en los corazones de tantos lobenses, por todo lo que dejó en su paso por la vida.
Integrante de una arraigada familia, ya desde adolescente abrazó la educación como una meta de vida, y transitó un prolongado camino como maestra, también como preceptora en el nivel secundario.
Participó además de la acción gremial en la Asociación de Maestros de Lobos, y otras tantas instituciones supieron de su trabajo incondicional, como el Hogar de Ancianos y la Cooperadora del Colegio Nacional, por ejemplo.
Y, como no podía ser de otra manera, su entrega fue total por el bien de esa institución familiar a la que amó y por la que trabajó incansablemente, la Biblioteca Popular Albino Capponi, fundada por su abuelo.
Chiquita fue desde la más lejana vocal hasta presidenta de su amada biblioteca, dándole siempre un impulso enorme con tantísimas realizaciones que se gestaron a partir de su espíritu abierto y pluralista.
Se casó con Claudio “Gogo” Riscino, y tuvo tres hijos: Natalia, Gino y Ligia.
Dueña de una personalidad encantadora, seguramente se la recordará siempre con una sonrisa, como ella vivió. Hoy se fue a reencontrar con su querido Gogo, descanse en paz, Chiquita.