Alejo tiene 21 años. Siempre le gustó la carpintería y cuando se enteró que en el Centro de Formación Laboral abrían un curso de carpintería de banco, no lo dudó y se anotó.
Hace poco nació Salvador, su primer hijo, y decidió construirle la cuna con sus propias manos.
Contó la idea en el curso y rápidamente, profesor y compañeros, decidieron ayudarlo.
“Falta poco, en unas semanas más la terminamos”, dice Alejo, feliz.
La Directora Emma Palazesi, lo carga: “le decimos que se apure, sino Salvador va a empezar a caminar antes de tener la cuna lista”.
El curso funciona lunes y jueves en el Galpón Cultural y el clima es absolutamente distendido.
El profesor, Matías Scortegagna, habla con sus alumnos con mucha dedicación.
Explica con detalles y pasión cada cosa nueva que enseña.
“Por supuesto hay un contenido que seguimos, que es lo básico y lo esencial. Pero cuando Alejo vino y contó que quería hacer la cuna para Salvador, todos nos pusimos a ayudarlo”, precisa el docente, con mucha amabilidad.
“Siempre me gustó la carpintería, pero nunca tuve la oportunidad de aprender. Por lo tanto, cuando leí que abrían el curso acá, vine y me anoté”, destaca el joven protagonista de la tierna historia.
El sueño de Alejo
“Ojalá el día de mañana pueda trabajar en una carpintería o tener la mía propia. Mi idea es aprender el oficio y poder vivir de eso”, señala el papá de Salvador, orgulloso con el sacrificio que está realizando.
También los compañeros y compañeras de Alejo en el curso están felices colaborando con la construcción de la cuna.
“Todos somos tíos y tías de Salvador”, expresaron entre risas, en un alto en el trabajo.