Aprendió a jugar a la paleta con su abuelo Noli, en la cancha que era de su bisabuelo, en Navarro. Nunca creyó, sin embargo, que con el paso de los años iba a convertirse en la mejor jugadora del mundo.
Sabrina Andrada Blasón, alumna de 2do. Año del Profesorado de Educación Física del Instituto 43, fue medalla de bronce con la selección argentina de pelota vasca en los Juegos Panamericanos, que recientemente se disputaron en Lima, Perú.
Pero casi no tuvo tiempo de festejar. Bajó del avión y a los pocos días retomó los entrenamientos en el CENARD para el Mundial Sub 22 de España, a donde viajará en las próximas semanas.
“Por suerte acá en el Instituto me apoyan mucho”, dijo la joven deportista.
Comenzó a jugar pelota paleta en el 2015. Antes jugaba al tenis, fue N° 1 del ranking juvenil y fue campeona sudamericana con River Plate. Pero por razones económicas tuvo que dejar.
Pero Sabrina ama mucho el deporte como para no hacer nada. Decidió entonces retomar la paleta, la vinieron a ver de la selección y la convocaron.
En 2015, con sólo 15 años, jugó su primer Mundial en México.
En 2016 jugó la Copa del Mundo para mayores, perdiendo la final con Francia.
En 2017 fue Campeona Mundial Sub 22 en Argentina; y en 2018, en el Mundial de Barcelona, fue subcampeona de trinquete y elegida la mejor jugadora del mundo.
“Me encanta el deporte, siempre quise ser profesora de Educación Física”
Sabrina no sólo es una eximia pelotari. También es muy buena alumna.
El Prof. Marcelo Panizza, responsable de la carrera en el Instituto 43, dijo a LA PALABRA: “es muy responsable”. “Estudia mucho y los días que pierde por entrenamiento o torneos los recupera enseguida. Tiene mucha facilidad y es muy aplicada”, destacó.
“Es un orgullo para la institución contar con Sabrina como alumna. Por su talento deportivo, pero también por su sacrificio y humildad”, agregó.
“Es un ejemplo para muchos jóvenes. A las condiciones naturales que tiene, Sabrina agrega esfuerzo, compromiso y mucha dedicación”, completó.
La campeona mundial de paleta, lobense por adopción como ella misma se define, siempre quiso estudiar la carrera de Educación Física.
“Iba al secundario y ya lo tenía decidido. Me encantan los deportes y poder enseñar”, expresó con felicidad y mucha pasión.