No es nuevo que en Lobos los teléfonos celulares funcionan cuando quiere y principalmente en determinados lugares.
Hay zonas, dentro y fuera de la planta urbana, donde resulta imposible.
Es sabido que hay personas, en especial quienes usan el teléfono para trabajar, que tienen dos teléfonos, de dos empresas distintas, para tener menos dificultades.
El problema principal, por el cual cuesta tanto hablar con normalidad, también es conocido. Tiene que ver, exclusivamente, con la falta de antenas telefónicas. Las que hay resultan insuficientes para la cantidad de aparatos celulares que hoy existen.
Pero, como también es sabido, cada vez que las empresas intentaron colocar nuevas antenas, no pudieron hacerlo.
La ordenanza actual, del año 2004, es casi prohibitiva. Posee múltiples restricciones, principalmente relacionadas con los lugares de radicación, que impiden nuevas instalaciones y que, por ende, podamos comunicarnos más y mejor.
Temor en la población
La legislación vigente, que ha venido poniendo todo tipo de trabas, no es lo único que limita la colocación de antenas.
El otro impedimento es el rechazo de la población, por miedo a que resulten cancerígenas.
Han habido, hasta hace poco tiempo, intentos de empresas de poner nuevas antenas, que fueron abortados por los propios vecinos.
Nadie quiere, realmente, que Claro, Movistar o Personal, pongan una antena en el lugar donde vivimos, pero entonces ¿cuál es la solución? Para eso, concejales de Cambiemos y del PJ se reunieron la semana pasada con el ENACOM (organismo nacional que controla la instalación de antenas) para ver qué se puede hacer y cómo se puede resolver la problemática, que mantiene incomunicados a muchos vecinos, en especial en la periferia y zona rural de la ciudad.
Desde el ENACOM aseguran que las antenas no acarrean riesgos para la salud
En la reunión que concejales de la ciudad mantuvieron con el ENACOM, los técnicos de Nación dijeron que las antenas no acarrean riesgos para la salud. Por tal motivo afirmaron que no existen impedimentos técnicos o sanitarios para permitir o autorizar su instalación.
Explicaron que las antenas de telefonía móvil funcionan a través de la emisión de ondas electromagnéticas y emiten Radiaciones No Ionizantes (RNI) que son las mismas que producen diversos artefactos de uso cotidiano como hornos a microondas, secador de pelo, afeitadora eléctrica o licuadora.
Advirtieron también que “con menos antenas aumenta el nivel de potencia que cada una de ellas necesita para funcionar” y “a medida que aumenta la cantidad de antenas, baja el nivel de Radiación No Ionizante en el espacio libre”.
Las antenas y la salud
Hasta el momento, dijeron los concejales que hablaron con el ENACOM, no existen evidencias científicas concluyentes que permitan afirmar que las radiaciones emitidas por las antenas “producen efectos adversos sobre la salud de la población”.
“Incluso, agregaron, el ENACOM se ocupa de controlar en forma periódica el funcionamiento de las antenas instaladas actualmente y todas dan valores muy inferiores a los requeridos por la normativa argentina y por la OMS”.
Por tal motivo, creen los concejales, habría posibilidades de legislar nuevamente y crear un Código de Buenas Prácticas, que favorezca la instalación de antenas y particularmente mejore las condiciones de conectividad local.