El Director del CEPT de Barrientos, Sebastián Rodríguez, en diálogo con LA PALABRA, se refirió a la “banca social” creada por la institución, para ayudar a familias del lugar.
“Es un proyecto muy interesante, que hacía mucha falta”, dijo.
“Hay personas que por ahí no tienen la posibilidad de acceder a créditos a través de organismos bancarios, por lo que decidimos ayudarlas desde el propio colegio”, explicó.
Para ello el CEPT creó un fondo rotatorio con recursos genuinos, producto de la venta de productos elaborados por los alumnos o eventos comunitarios.
Producción de pastas
El primer microcrédito fue otorgado a la familia de la alumna Soledad Romero, para la compra de una máquina “Pastalinda” para la elaboración y venta de pastas artesanales.
La familia vive en La Porteña y presentó un proyecto en la institución para ampliar la actividad que desarrolla actualmente.
El Consejo de Administración aprobó la iniciativa y otorgó a la familia 30.000 pesos, que deberá devolver en 10 cuotas del 1 al 15 de cada mes.
“Por supuesto es un crédito muy accesible, cuyo interés se fija en relación al valor del producto”, explicó el Prof. Rodríguez.
“El objetivo, destacó, es promover el desarrollo local, mejorar la calidad de vida de las familias que viven en el campo y favorecer el arraigo”.
Proyecto del CEPT y la Primaria 25 para crear una biblioteca comunitaria y museo en el campo
La comunidad rural de El Arazá, en Barrientos, comenzó a trabajar para contar con su primera biblioteca popular y museo.
El proyecto fue dado a conocer esta semana por el CEPT Nº 16, en conjunto con la Primaria Nº 25.
“Es un anhelo que tenemos en la comunidad hace mucho tiempo”, dijo el Director del CEPT, Prof. Sebastián Rodríguez.
“Hablamos con la Primera 25, con Inspección, y por suerte cada vez estamos más cerca de concretarlo”, agregó.
“Actualmente el CEPT cuenta con una pequeña biblioteca, pero trabajando con la Primaria 25 surgió la posibilidad de ocupar un espacio más grande y comenzamos a hacer el proyecto”, precisó Rodríguez.
“El objetivo es que la localidad cuente con una biblioteca para todas las familias, no solo para los alumnos”, explicó.
Apoyo de los vecinos
El directivo destacó además la colaboración y participación en el proyecto de los propios vecinos.
“A medida que el proyecto se fue conociendo mucha gente comenzó a acercarse para colaborar. Incluso así fue como salió lo del museo. En principio el proyecto era abrir una biblioteca nada más, pero hay familias que dijeron que tienen elementos antiguos para donar, relacionados con la historia del lugar, y surgió lo del museo, que sería el primero en la zona rural”, indicó Rodríguez.
También resaltó el acompañamiento de las principales autoridades educativas y del municipio, a través de su Dirección de Turismo.