Hace pocos meses quedó libre de Arsenal de Sarandí, su último club en la Argentina.
Pero lejos de bajar los brazos o darse por vencido, Julián Cazaux, ex arquero de Madreselva y EFIL, decidió redoblar la apuesta.
Habló con su representante, le dijo que había una posibilidad en Italia, pero que había que viajar “ya”.
No fue fácil tomar la decisión de subirse al avión y dejar a su familia, su novia, y sus amigos de un día para el otro.
Pero “Juli” ama el fútbol y a pesar de la tristeza por tener que dejar a los suyos, hizo la valija y partió.
El avión lo dejó en Napoli. De ahí se tomó el tren y fue hasta el club que le dijo su representante.
Tuvo poco tiempo para adaptarse y finalmente no quedó.
Pero, fiel a su estilo de no rendirse, “Juli” decidió quedarse un tiempo más en Italia, para pelearla desde allá.
En ese club donde estuvo probando, conoció a un jugador cordobés.
Se hicieron amigos y a los pocos días el jugador lo llama y le dice que había arreglado con Virtus Gioiese, de la quinta división de Italia, y que necesitaban un arquero.
“¿Queres venir?”, le preguntó su amigo cordobés.
“Juli” habló con su representante y partió hacia su nuevo destino.
“Bienvenido portiere”
El joven arquero lobense tuvo un par de entrenamientos y el técnico enseguida pidió su contratación. El representante habló con la dirigencia, acordaron la parte economía y a los pocos días Cazaux estaba firmando su contrato.
El club rápidamente publicó la noticia en las redes, con un letrero gigante: “Cazaux Julián Abel, bievenido portiere”.
“Es como un sueño, todavía no lo puedo creer”, dijo Julián a LA PALABRA.
“Me siento muy feliz y agradecidos a todos los que me ayudaron. Ahora depende de mí. A trabajar duro y tratar de progresar. Por supuesto, como cualquier jugador de mi edad, me encantaría algún día jugar en un club italiano de Serie A”, admitió.
La familia, su novia y sus amigos, Flavio D´Arino, la carrera de periodismo deportivo y su deseo de trabajar en radio
Julián Cazaux está cumpliendo el sueño de muchos jugadores jóvenes como él, de probar suerte en el fútbol italiano.
Sabe que no le será sencillo, pero no se amilana.
“Estar acá me hace sentir un privilegiado. No es fácil, porque extraño mucho a mi familia, mi novia y mis amigos, pero sé que si quiero tener la suerte de dedicarme a lo que me gusta, tengo que hacer el sacrificio”, expresa.
Pero, a pesar de los 5 entrenamientos semanales, y de los partidos los fines de semana, Julián decidió también seguir su carrera de Periodismo Deportivo, que había iniciado antes de irse.
“Me gusta mucho, mi deseo es poder trabajar en radio algún día”, comenta.
“Por suerte pude arreglar para seguir estudiando por Internet. Así que no pienso dejar”, agrega.
El recuerdo de sus afectos
El ex Madreselva y EFIL hace poco que llegó a Italia, pero confiesa, extraña a sus afectos como si hiciera años que no los ve.
“Quizás sea por cómo me tuve que ir. Casi ni tiempo a saludarnos tuvimos”, comenta entre risas.
Por eso, en especial, Julián agradece por el aguante que le están haciendo desde acá sus papás “Pinocho” (ex arquero de Madreselva) y Yolanda, sus hermanas Mariana y Evangelina, su novia Paula Di Santo, y sus amigos Joaquín, Camilo, Mateo, “El Turco” Nicolás, Carla y Sofía.
También agradece mucho el apoyo que recibió todo este tiempo de Flavio D´Arino, con quien estuvo entrenando en Lobos hasta hace poco.
“Es un gran profesional pero sobre todo una gran persona, me ayudó y me aconsejó mucho”, dice.
También dice lo mismo de otros entrenadores que tuvo hasta antes de irse a Italia, como Hernán Erario y especialmente Daniel Sciuti.