Alejandro Kumin y Diego Salas, participaron el fin de semana pasado de El Cruce Columbia, la carrera de aventura extrema más grande del país.
La competencia, cabe consignar, nació en el año 2002 con el objetivo de cruzar la cordillera uniendo Chile y Argentina y actualmente es la prueba que todo corredor de aventura sueña cumplir.
El recorrido, de 100 km., dividido en 3 días, incluye diversos terrenos con una belleza inigualable, lagos, valles, montañas, y volcanes.
En esta edición hubo 5200 inscriptos con participantes de 48 países, por lo que se tuvo que dividir en cuatro grupos.
Alejandro Kumin, habló con LA PALABRA y relató la experiencia.
Dijo que comenzó a prepararse en pandemia, con su hijo Matías (preparador físico). Luego, debido a la exigencia de la prueba, sumó al equipo un entrenador de trail, nutricionista y médico deportólogo.
Principales detalles
La primera etapa, precisó, incluyó un ascenso prolongado hacia una altura máxima de 1775m., entre senderos boscosos y vistas maravillosas desde el Cerro Bayo.
El segundo día, agregó Kumin, “partimos hacia el Nahuel Huapi con desniveles menores, una altura de 900 m. En esta etapa me sentí más confiado, por lo que logré una mejor clasificación”.
“Ya a esta altura los músculos pasan factura, la exigencia es durísima, pero el lago actuaba como desinflamante”, detalló.
Ya en el tercer día la salida fue de madrugada. A las 4 los competidores ya estaban arriba, desayunando y preparando todo para salir.
“Fue la etapa más dura, dijo Kumin a LA PALABRA, con una subida interminable al cerro O’Connor, con más de 30° y bajadas por filos muy peligrosas, que terminó en Villa La Angostura”.
“Fue una experiencia inolvidable. Más allá del cansancio y el dolor, la satisfacción que se siente de haber podido lograr el objetivo, hace disfrutar y valorar todo lo vivido”, expresó.