

Ni siquiera se parte de cero. Estamos -10, como en el chin chón. La realidad duele. Se entró en una pendiente, de la que está costando salir.
Por suerte, los rubros más tocados, los productores de bienes durables, entraron a la recesión con algunas reservas. Si algo bueno hubo hasta ahora es que el estado financiero se depuró luego de la pandemia. Ahora el problema no es cobrar, es vender.
En una vuelta por nuestro corredor productivo, se ve cómo las alimenticias y las industrias ligadas a la construcción con estructura pequeña son las que están mejor.
Las otras están aguantando los trapos, como dicen en la “popu”, para no achicar personal. Hay quien arriesga a decir que vamos a tener un fin de año con muchos lobenses despedidos o suspendidos de las industrias.
Despojándonos de todo tinte político, la mayoría apuesta a este sinceramiento y a estas nuevas reglas de juego.
Muchos creen o quieren creer que lo peor ya pasó.
Para muestra, salió la reforma laboral, que no pudo conseguir ningún gobierno. Sesgada, incompleta, pero se avanzó, con segmentación por tamaños.
También se abrió la importación y hoy con más competencia, bajaron mucho los insumos.
Hoy lunes se anuncia la baja del 10% del impuesto PAIS. Parece mentira, pero es real. Hay cosas que bajan en Argentina. En noviembre no se podía comprar materiales para industrializar, ni con la plata de contado. Que más, anticipado. Todo era desazón e incertidumbre.
Ahora, con el sinceramiento tarifario, los elementales combustibles de cualquier industria, hacen temblar al 100% de los industriales.
Sería bueno que obliguen a las empresas a invertir para no tener cortes en el verano, si es que están a tiempo.
El Presidente repite que los empresarios inviertan, que el gobierno les va a sacar el Estado de encima. Es decir bajando impuestos.
Promete un gasto público que vuelva a ser del 25% del PBI, que ahora supera el 40%. Sería criminal quitando derechos. Con 300% de inflación anual, 50% de pobres, sin educación, ni seguridad, ni salud, con créditos al 135% anual como estábamos, es una verdadera necesidad.
SE DEBE TRABAJAR UNIDOS Y SIN ESPECULACIONES POLITICAS
Los impuestos al trabajo son monumentales. En México de cada u$s 100 que sale de una PyMe, el trabajador recibe u$s 85. En Paraguay u$s 75.
En Argentina de cada $100, el trabajador recibe 50%. Lo peor es que si un trabajador recibe de bolsillo $800.000, tiene un poder de compra real de $ 540.000. Porque al hacerlo paga 21% de IVA y 5% de IBB, además de los gravámenes municipales. Es decir, un empleador paga con cargas sociales $ 1.200.000 y el trabajador tiene para gastar $ 540.000, el resto es para el Estado. Algo está mal.
Ahora tienen que venir además de los descuentos, las 24 cuotas sin interés y los créditos bancarios a un interés razonable, en línea con una inflación alineada con el mundo.
Sin el Estado tomando dinero para reventarlo en corrupción y enriqueciendo a amigos, el dinero sobrará y serán los consumidores los que motoricen la actividad.
El proceso será lento. Tan lento como sea necesario para que sea sólido y con crecimiento sostenido.
Nadie debe sacar los pies del plato. Se impone la palabra resiliencia y solidaridad. Lo que viene en muy duro, se debe trabajar unidos y sin especulaciones políticas, sancionando las leyes que se necesitan. Todos saben cuáles son.
Hoy el que hace un plazo fijo no sabe si conservará el capital al vencimiento, el que compró dólares a $ 1.400, hoy está perdiendo dinero. Si los precios bajan, y hay reposición de todo, el stock no sirve.
Sólo queda ganar dinero trabajando, transformando materia prima. Como siempre debió ser y no especulando o calzándose con artículos que nada tienen que ver con nuestras actividades.
Hoy en estas páginas hemos rescatado diferente proyectos y realidades buscando un poco de oxígeno que contagie al resto.
El esfuerzo que está haciendo toda la ciudadanía no puede ser en vano. Todo lo que se logre debe ser consolidado por el que sigue. Hay que construir un país maravilloso, para que nuestros hijos no se vayan y para dejar de ser como país, uno de los últimos de la tabla de posiciones.
Marcelo Blasco
Director