

A las 18,30 se inició la caravana con los Reyes a bordo de una camioneta recorriendo las calles de Empalme y de Lobos, regalando golosinas, accediendo a cientos de fotos, recibiendo cartitas.
La caravana fue lenta por la cantidad de requerimientos y llegaron como pudieron al Hospital, al Sanatorio y al Centro de Rehabilitación, donde también dejaron juguetes para los pequeños allí internados.
En Rivadavia los chicos disfrutaron de los inflables como cada año, y el servicio de cantina trabajó a pleno, se vendió todo lo que ofrecieron.
“Año tras año nos sorprende más esta fiesta no solamente dentro del salón sino en el recorrido previo que fue realmente emocionante”, dijo Joaquín Areso, agradeciendo a todos los que colaboraron para hacer posible la fiesta un año más.