

La carpintería, como muchos otros oficios, siempre ha estado vinculada con el género masculino.
Hoy ya no es tan así y cada vez son más las mujeres que toman la decisión de dedicarse a dicho rubro.
“Muchas veces la gente se sorprende, pero amo lo que hago. Me siento feliz”, afirma Marilina, que este año recibió el diploma de Restauradora de Muebles en el Centro de Formación Profesional.
“Hasta el año pasado lo único que sabía usar era una batidora. Jamás pensé que iba a usar una agujereadora o una lijadora y hoy forman parte de mi cotidianidad”, agrega.
“Muchas empezamos por hobby, para ver de qué se trataba, y hoy estamos trabajando de esto. Reparando muebles o reciclando objetos de madera”, explica Florencia, otra de las egresadas del curso.
“En mi caso me cuesta creerlo. Nunca imaginé que iba a trabajar haciendo esto. Estoy fascinada”, asegura.
Mejor que muchos hombres
Por supuesto no se trata de comparar ni de competir.
Pero la realidad es que muchas veces los trabajos que realizan superan en calidad a los que realizan muchos hombres.
“Son aplicadas, delicadas, y poseen un sentido de la estética que muchas veces los hombres no tenemos”, afirma Matías Scortegagna, docente del Centro de Formación Profesional e instructor del curso.
“Da gusto verlas trabajar. Lo hacen con mucha pasión, mucha responsabilidad, y mucho compromiso. Todo el tiempo están preguntando, consultado, se preocupan mucho por saber y aprender”, agrega.
“Acá en el Centro estamos dando distintos talleres de carpintería, restauración, reparación y diseño de muebles, y hay casos donde las mujeres son mayoría”, reafirma.
“Es una tendencia que creció mucho. Llegan principalmente por curiosidad, por hobby, pero muchas veces lo transforman en su medio de vida. Hay historias muy emotivas”, completa.
“Yo hace 2 ó 3 años que comencé. Ya hice varios cursos. Me gusta. En casa ahora todos los muebles los arreglo yo misma. No tengo que pagarle a nadie. Pero además acá es como una familia. Es un grupo humano hermoso, donde todas y todos nos apoyamos mucho, nos ayudamos mutuamente”, señala Sandra, otra de las mujeres carpinteras que hizo el curso.
Nada se tira, todo se recupera
Hoy en día, contrariamente a lo que pasaba tiempo atrás, un objeto en mal estado, a punto de ir a la basura, puede ser una oportunidad para comenzar un proyecto nuevo, convirtiéndolo en una pieza única.
“Vivo levantando cosas de la calle para reciclar o recuperar. Muchas veces me da vergüenza. Miro primero a los costados, para ver si nadie me mira. Pero me da lástima no levantarlas”, expresa entre risas Marilina.
“Da mucha felicidad poder reparar muebles que parecían que no servían más. Hay mucha gente que los tira o los regala, creyendo que ya no pueden darle ninguna utilidad. Pero todos los muebles, por más que estén en pésimo estado, se pueden recuperar”, agrega Florencia.
Beneficios
La reparación o restauración brinda múltiples beneficios: recuperar muebles con alto valor afectivo, adquirir muebles a bajo costo o no tener que comprar muebles nuevos.
“Es muy lindo poder devolverle vida a muebles y objetos que parecían irrecuperables. Lleva su tiempo, pero con dedicación y amor todo se consigue”, completa Sandra.