

Especialistas en Salud Mental admitieron esta semana su preocupación por el Síndrome de Hikikomori, mal que afecta a adolescentes y jóvenes y que cada vez se expande más en dicho segmento etario.
Se caracteriza por el abandono del mundo externo, el aislamiento y la pérdida de relaciones con los demás.
El paciente, explicaron, se recluye voluntariamente en su casa y va disminuyendo en forma sucesiva sus actividades que lo vinculan con el “afuera”.
Por ejemplo, actividades académicas, laborales, deportivas o recreativas.
El Lic. Marcelo Vistalli, referente regional de Salud Mental, dijo que “es un trastorno prevalente en nuestra sociedad” y que cada vez hay más jóvenes que lo padecen.
Explicó que durante la pandemia los niveles de incertidumbre aumentaron significativamente, produciendo encierro, ansiedad, depresión, etc. y por más que el fenómeno fue pasando “la conducta antisocial de muchos jóvenes quedó instalada”.
¿En qué consiste el trastorno?
Precisó el especialista que es una forma voluntaria de aislamiento social o autoreclusión, debido a factores tanto personales como sociales y que afecta fundamentalmente a jóvenes porque ya de por sí tienden a percibir el mundo exterior como algo violento que los agrede constantemente.
¿Cuáles son los efectos que puede causar?
Pacientes con Síndrome de Hikikomori desarrollan su vida en una habitación de la que no salen, refugiándose normalmente en un mundo virtual, rodeados de pantallas y celulares. Pese a ello hay estudios recientes que manifiestan que sólo el 10% de los pacientes utiliza internet para relacionarse con otras personas.
¿En qué momento comienza?
El proceso de aislamiento, explica el Lic. Vistalli, es gradual. Los pacientes comienzan a recluirse en su habitación cada vez por más tiempo, como absorbidos por internet, pierden contacto con sus amistades e interés por lo que normalmente realizaban.
¿Cómo influye en su vida diaria?
Todo lo hacen sin salir de casa, alterando incluso sus ritmos diarios: duermen durante el día, comen por la tarde y se pasan la noche conectados con la tecnología. También descuidan su higiene.
¿Qué comportamiento manifiestan?
Algunos, atemorizan a sus padres y tienen comportamientos agresivos; otros, se ven abrumados por la tristeza, la obsesión, la ansiedad y la depresión desencadenadas por el encierro. La razón para no salir de casa se debe al deseo de estar solos y a un sentimiento de apatía hacia el mundo exterior unido al temor a salir de su entorno de protección, su pequeña burbuja de seguridad.
¿Cómo hacemos para darnos cuenta en casa?
Entre los síntomas principales que podrían anunciar el aislamiento pueden destacarse: rechazo a asistir al colegio, pérdida de amigos, baja autoestima, personalidad depresiva y excesiva dependencia de las relaciones familiares.
¿Cuáles son los efectos que puede causar?
A nivel físico el cuerpo, con el paso del tiempo, comienza a padecer los efectos de no hacer ningún tipo de actividad.
A nivel psicológico, la ausencia de relaciones y el vivir en contacto sólo con medios tecnológicos puede hacer perder al joven su capacidad de relacionarse y que experimente sentimientos de inseguridad y culpabilidad, lo cual refuerza su conducta de permanecer encerrados.
¿Qué debemos hacer para ayudarlos?
El Lic. Marcelo Vistalli, al respecto, pone el foco en dos temas que considera centrales para contribuir con los pacientes: psicoterapia y principalmente acompañamiento familiar.
El rol de la familia, comprendiendo el problema, es clave para que el joven salga adelante y vuelva a su vida normal.