En mayo de 2020 cuando ya se comenzaba a flexibilizar la cuarentena, fijamos la posición editorial de nuestro medio, afirmando que no debíamos perder la oportunidad que nos daba la flexibilización de volver a ser libres. Debíamos cuidarnos respetando los protocolos, decíamos sin titubeos.
Hoy asistimos a otra muestra de inmadurez y desde el gobierno municipal se tuvo que volver a prohibir la actividad nocturna de boliches y bailantas.
No se respetaron las cantidades de asistentes máximos permitidos, hubo desbordes en todos lados, los comentarios eran todos coincidentes, ilustrados por fotos y videos que se virilizaban semana a semana, mostrando que la viveza criolla, esa que nos condena, está más vigente que nunca.
Los empresarios de la noche, todos, que estuvieron meses sin abrir, sin trabajar, sin generar entrada de dinero, se cebaron y llevaron la “yapa” permitida, a la obscenidad que es ahora el motivo de la penalización
Con esto perdieron todos.
Primero ellos, que tuvieron la oportunidad de trabajar y la perdieron. De manera acotada, claro, con baja rentabilidad, incómodamente si se quiere, pero habían dejado atrás la tristeza de ver cerrados sus emprendimientos.
Luego los chicos, que ahora van a volver a la clandestinidad en fiestas sin control, sin baños, sin seguridad. Y lo peor, si no se toma la misma decisión en toda la zona, comenzarán a viajar con todo el peligro que eso conlleva. Así los padres también pierden la tranquilidad al menos de saber que sus hijos están en un lugar con toda la estructura habilitada para tal fin.
Ahora todo es distinto. El gobierno municipal, que siempre se mostró aperturista o proclive a priorizar la libertad de trabajo bajo estrictos protocolos, tiene que pensar que con apostar a la conciencia comunitaria no es suficiente. Pero ahora le tiene que apuntar a los empresarios, para que acaten los límites permitidos. Los chicos, por su parte, tienen que entender que, en pandemia somos todos responsables y pueden serlo de la enfermedad o muerte de integrantes de su propia familia.
No debemos agregar más incertidumbre a la que ya tenemos. Brasil está explotado de Covid, Chile también, en Uruguay se han acelerado los casos de manera exponencial. En Argentina los descuidos que cometimos en diciembre se reflejaron en aumento de casos en enero, como lo era en invierno. Ya vimos que no nos podemos relajar.
La segunda ola está ahí, delante nuestro. Tenemos la oportunidad de actuar viendo el diario del lunes. Hagamos los deberes. No saquemos los pasajes para ir a una tragedia que se puede evitar. Una vez más estamos ante la posibilidad de manejar nuestro destino. Sino la marea nos va a llevar, seguro, a vivir momentos muy desagradables.
Marcelo Blasco – Director