

Lobos crece. No es una sentencia presumida. Es la conclusión a la que arribamos luego de recorrer las inmobiliarias y hablar con los martilleros.
Lobos no es una isla, pero su característica, cada vez más cautiva a propios y extraños. Su crecimiento habitacional es una palanca movilizadora de recursos que amplía las fronteras, ya que la línea urbanizada se extiende al compás de la concreción de los desarrollos de loteos y barrios de distintas características.
Hay construcciones en los cuatro puntos cardinales, embelleciendo la ciudad y mejorando cada barrio.
Los inversores aprovechan la inestabilidad del dólar blue, para apostar a los ladrillos, como resguardo de valor y para usufructuar lo que sube y adquirir materiales y contratar mano de obra con mejores precios.
En el rubro ventas de inmuebles, se destacan con ritmo las compras de departamentos o casas que no superen los u$s 100.000. Hasta ahí hay un ida y vuelta. Hasta ese valor se vende. Después es todo mucho más conversado, más lento y claro está, hay menos inversores con esas características.
La gente ha ido comprando dólares a lo largo de su vida y el que pudo retenerlos los invierte en inmuebles. Los precios de lo nuevo, aplastan los valores de las propiedades usadas, pero ya es generalizado el pensamiento que en realidad lo usado no bajó tanto, sino que encontró su piso. El de hoy. Con un gobierno que acierte en un plan de estabilización de precios, tendrá que liberar el mercado de cambio y al hacerlo, el precio del blue bajará y el dólar tendrá un valor de equilibrio en la mitad de la brecha, hoy serían unos $ 700 por unidad.
De esta manera, las propiedades recuperarán el valor, ya que el valor de lo nuevo también aumentará en dólares. Ojalá sea pronto, así comenzará la reconstrucción del tejido social y productivo.
Volviendo al crecimiento de nuestra ciudad, el mismo tendrá que ser con una infraestructura que lo acompañe. En ese sentido se destacan tres rubros esenciales: la salud privada, que se encuentra en un estado límite de subsistencia, la educación y los servicios.
Hay consultas de lotes y viviendas, pero el tema de la falta de vacantes en colegios mixtos y privados es un tema de conversación en una inmobiliaria.
Lo mismo ocurre con la salud. Capital Federal y La Plata están cerca, pero todas las patologías que excedan a un consultorio médico no pueden ser derivadas. Esto se escucha cada vez más, incluso entre los mismo lobenses.
Luego viene la necesidad de extender las redes de gas, luz y cloacas. El gas envasado se ha vuelto muy oneroso y resta mucha calidad de vida, sobre todo frena al que busca mejorar en todos los aspectos.
Así, en este año tan conflictivo y tan inestable en materia económica, el crecimiento inmobiliario de nuestra ciudad es una excelente noticia que los gobernantes deben acompañar con nuevas inversiones, con nuevas normativas, pero sobre todas las cosas, con ejemplos de honestidad y actitudes fundacionales en materia de seguridad y de estabilidad económica y social, que encolumne a los argentinos hacia un destino de grandeza generalizado.
Marcelo Blasco – Director