Si bien cualquier atisbo de soberbia es un desvÃo de la condición humana, no deja de ser una pena que una vez más, cuando las urnas refrendan lo hecho por un gobierno, el primer mandatario siente o hace sentir a los de su propio partido, que su sola imagen es la que vale.
Asà fue como el Intendente Etcheverry, luego de ganar Cambiemos con récord de votos las elecciones legislativas de 2017, se mostró tan independiente en sus decisiones, que hizo que hasta sus propios concejales comenzaran a mirarlo, en un principio, con cierto resquemor.
Luego fueron más explÃcitos e hicieron notar su descontento públicamente por la falta de participación que tenÃan en lo actuado por el gobierno.
Ahora se filtró que los conservadores y los radicales están hablando para encolumnarse detrás de la figura, con muy buena imagen, del Concejal Daniel Zabalo.
Será soberbia, será su forma de ser o será que el primer mandatario viene del ámbito empresarial, pero a Etcheverry se le ha hecho el campo orégano y va tener que parar la pelota y ver como cóntinua la gestión.
Esta semana luego que se conozcan las intenciones de sus seguidores, salió a marcar tarjeta en todo acontecimiento cultural y social y se observa un mayor dinamismo de las máquinas municipales abocadas a obras públicas o trabajos de mantenimiento.
Esta parece ser que será la respuesta de Etcheverry, ante el nuevo escenario polÃtico de Cambiemos. Mostrar gestión antes que reaccionar mostrando debilidad.
Créase o no, es lo mismo que le ocurrió al Presidente Macri, que luego de octubre redujo la mesa chica de decisiones a un verdadero cuarteto, integrado por él, Vidal, Larreta y Marcos Peña.
Macri, luego de la tormenta financiera de esta semana, tomó conciencia que es mejor estar unidos y sumó a Sanz de la UCR, a su ministro del Interior Frigerio y a su pata peronista Monzó.
Arriba, como acá en Lobos, no se aprovechó el rimbombante resultado electoral para mostrar la grandeza que significa convocar a todos para gobernar. Ahora tendrá que ir detrás de los acontecimientos en lugar de ser él, el que marcar el rumbo.
Existen dos maneras de reaccionar cuando un partido polÃtico que es horizontal y salvo los cargos ejecutivos, todos los dirigentes parecen iguales y que se encuentran un escalón más abajo salen a hablar como si fueran opositores. O redoblan la opuesta y siguen igual, corriendo el riesgo de inmolarse en el intento, o se abren, se democratizan, solidifican y extienden la base partidaria, para que los embates que reciben sean sólo de los peronistas.
Asà las cosas son dos los caminos que se pueden tomar. Habrá que ver si Etcheverry se permeabiliza y permite compartir decisiones o si se cierra porque intuye que lo quieren manejar, decide poner un freno y jugársela por sà solo, aún cuando sin estructura partidaria atrás le pueda ser muy difÃcil hacer campaña para la reelección.
Lo que sà queda claro es que con Etcheverry o con Zabalo, la oposición necesita unirse si quiere tener chances de conservar el poder.
Marcelo Blasco, Director