Domingo. 6 de la tarde. Viento. Frío. Nada de sol, como todo el domingo.
Pero el “Negro” Cervela está firme en el “Luis Caracoch”, pegado al alambrado.
A los 94, el querido y entrañable “Negro” Cervela alienta a su equipo como lo ha hecho toda la vida.
LA PALABRA se acerca para saludarlo por los 89 años que “Madre” cumplió ese día.
El “Negro” se emociona y con la amabilidad de siempre, afirma con orgullo: “yo lo vi nacer a Madreselva”.
“Al único que no conocí fue al primer presidente, a Nicolás Manzione, hermano del Rubio Manzione. Estuvo 6 meses nomás y no llegué a conocerlo. Después asumió don Genaro Dinomo y a partir de Dinomo los conocí a todos”, evoca.
De los partidos de bolita con Juan Isa a los bailes en la cuadra de la panadería
El “Negro” Cervela, socio vitalicio de Madreselva, se acuerda todo con lujo de detalles.
“Por ahí me preguntan qué comí hoy y no me acuerdo. Pero me preguntan de Madreselva y sé todo”, dice entre risas.
“Empecé a ir al club antes de los 5 años, hace casi 90. Me acuerdo que nos juntábamos en la vereda para jugar a la bolita con Juan Isa, David Monetti y otros muchachos más”, indica.
Después, como todo joven, llegaron los primeros bailes, que se hacían en el mismo club, en la cuadra de la panadería de Piccone.
La sede estaba en la esquina de la calle Mitre y de día funcionaba como panadería y el lugar donde había más espacio para los bailes era la cuadra.
“Eran así nomás, sin micrófono ni nada, pero eran unos bailes hermosos”, afirma.
Hoy, a los 94 años, el “Negro” Cervela, sigue firme como desde el primer día, acompañando cada actividad de “Madre” y festejando cada gol con el puño apretado, como lo hizo una vez más el domingo, en el triunfo por 2 a 1 ante Mostrando Caminos.
“Madreselva es mi tercer hijo. No podría estar en casa sabiendo que está jugando”, remata feliz.